En un nuevo capítulo del realismo mágico político del Magdalena, Rafael Martínez, exgobernador e inhabilitado hace apenas cuatro meses por doble militancia , intentó revivir su cargo a punta de una acción de tutela . Sí, así como se lee: quiso volver por la puerta de atrás, ignorando de frente la decisión de los organismos de control.
Sin embargo, dicho proceso judicial le fue negado por el Consejo de Estado.
La jugada, más que un acto jurídico, parece un intento desesperado y macondiano del caicedismo por no soltar el poder que durante años han manejado a su antojo. Mientras el pueblo se prepara para unas elecciones atípicas en noviembre, ellos buscan aferrarse como sea al Palacio Tayrona , moviendo fichas legales, políticas y mediáticas.
Lo que queda claro es que el miedo los tiene contra las cuerdas: temen perder la Gobernación y ver cómo el departamento finalmente se libera del círculo cerrado que han tejido entre amigos, familiares y aliados. Esta tutela, lejos de ser una defensa de derechos, es la muestra perfecta de cómo algunos quieren torcer la ley para seguir mandando.