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La guerra sin freno que desde hace meses libran el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra volvió a sacudir a Ciénaga y dejó un mensaje brutal: lo peor puede estar por venir. La noche del sábado, un bar en la calle Nueve con carrera 11 se convirtió en un campo de ejecución cuando cuatro sicarios, apoyados por dos motociclistas, desataron una ráfaga de disparos contra un grupo de amigos que departía sin imaginar que serían blanco de una emboscada.
Tres hombres murieron al instante. Sus cuerpos quedaron sobre el piso entre botellas, mesas destruidas y el caos de los clientes que intentaban escapar mientras la lluvia de balas no cesaba. Todo indica que los atacantes tenían objetivos marcados y no estaban dispuestos a dejar sobrevivientes.
Tras la matanza, los pistoleros dejaron una señal inequívoca: un papel con el mensaje “Acá mandamos nosotros. Cero Golfo. Katerine y Negrito, vamos por ti”. Una amenaza directa, una lista de futuras víctimas y una declaración de dominio que se esparció por Ciénaga con la velocidad del miedo. No fue solo una masacre: fue un aviso.
Aunque dos heridos lograron ser trasladados con vida a un centro asistencial, la comunidad quedó en silencio, consciente de que el golpe de esta noche puede desatar represalias inmediatas. Las autoridades intentan contener el pánico, pero la realidad es inevitable: este ataque no parece ser el final, sino el comienzo de una cadena de asesinatos que podría teñir nuevamente de sangre a Ciénaga en los próximos días.
