Un programa de mejoramiento de vivienda diseñado para dignificar hogares en Magangué, Bolívar se ha convertido en foco de una seria controversia.
Presuntas irregularidades en la entrega de materiales, calidades dudosas y la sombra del clientelismo político planean sobre una iniciativa que, en lugar de mejorar vidas, estaría sembrando más dudas y frustraciones entre las familias más necesitadas.
El proyecto de mejoramiento de vivienda en Magangué, destinado a refaccionar casas deterioradas y brindar condiciones dignas a sus habitantes, está bajo el ojo del huracán.
Lo que debería ser una solución, se estaría transformando, presuntamente, en un mecanismo de favoritismo y opacidad. Las denuncias apuntan a que los recursos invertidos no se ven reflejados en la calidad de las obras y que la selección de beneficiarios podría haber estado viciada por intereses políticos.
Un caso paradigmático es el de una residente, quien mostró con desilusión los materiales entregados. Se le prometió una mejora en su cocina, pero la baldosa instalada, visiblemente de segunda calidad y con algunas piezas rotas, dista mucho de lo esperado.
"Miren cómo se encuentra, en qué estado se encuentra esta baldosa", señaló la afectada, mientras mostraba el material que apenas cubre una pequeña sección del piso de su cocina. Además, un prometido cambio de zinc para su techo nunca se materializó, dejando su cielo raso en el mismo estado de deterioro.
La interrogante que surge es clara: ¿cuánto costó realmente esta "mejora"? Los habitantes y observadores se preguntan por el valor de estas intervenciones, pues la inversión no se corresponde con los resultados visibles. "Se supone que cuando hablamos de mejoramiento de vivienda, se habla de que cuando uno lo vea, se note que sí se hizo ese mejoramiento de vivienda", expresó un ciudadano, reflejando el sentir generalizado de insatisfacción.
Más allá de los materiales, la mayor preocupación radica en la posible instrumentalización política del programa.
Aunque la beneficiaria en cuestión recibió la ayuda gracias a la gestión de una hija, se ha detectado en otros casos un patrón de presunto clientelismo.
Se denuncia que a los favorecidos se les exige firmar documentos sin previa socialización de su contenido, dejándolos en una situación de indefensión y desconocimiento de los compromisos adquiridos.
Irregularidades en el proceso
de selección de beneficiarios
La opacidad en el proceso de selección de beneficiarios es otro punto crítico. No hay claridad sobre los criterios utilizados para elegir a las familias que accedieron a este programa, financiado por el gobierno nacional y, al parecer, también por la gobernación.
Esta falta de transparencia genera suspicacias, especialmente cuando muchas familias de Magangué, con verdaderas necesidades de vivienda, se sienten excluidas y sin entender cómo se toman estas decisiones.
La comunidad exige respuestas. Es imperativo que las autoridades competentes investiguen a fondo cómo se eligieron a los beneficiarios, cuál es el monto real de los recursos destinados a cada mejoramiento y qué tipo de control se ejerció sobre la calidad de los materiales y las obras.
La confianza en los programas sociales depende de la transparencia y la efectividad con la que se ejecutan.