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Del Gol al Machete: el fútbol ya no es una fiesta, es una guerra

Del Gol al Machete: el fútbol ya no es una fiesta, es una guerra

Lo que alguna vez fue símbolo de pasión, alegría popular y encuentro familiar, hoy se transforma cada vez más en una escena de barbarie. El fútbol, ese deporte que se jactaba de ser sano, se está pudriendo desde adentro. Y el último domingo lo dejó en claro de la peor manera.

Tras el partido entre Unión Magdalena y Atlético Nacional de Medellín, un hincha del equipo visitante fue brutalmente atacado con un machete por un seguidor del equipo local. El resultado: graves heridas en la espalda, riesgo de muerte y una herida aún más profunda en la credibilidad del fútbol como espacio de convivencia.

Sí, estamos hablando de un estadio de fútbol, no de una zona de guerra. Pero ya no hay diferencia.

El ataque no fue un hecho aislado. Fue la consecuencia de años de abandono, impunidad y complicidad. La violencia en el fútbol colombiano no es nueva, pero sigue siendo tolerada. Hoy fue un machete. Mañana, ¿qué será? ¿Una pistola? ¿Una bomba? ¿Un nuevo muerto?

Las autoridades deportivas, los clubes y el Estado tienen las manos manchadas por la pasividad. Los comunicados no salvan vidas. Los hashtags no frenan cuchillas. Y mientras tanto, miles de hinchas se siguen jugando la vida por ir a ver a su equipo.

El fútbol ya no es una fiesta. Es una guerra no declarada, donde los que deberían proteger, callan. Y los que deberían disfrutar, sangran.