Mientras los cuerpos se acumulan y las familias entierran a sus muertos, las autoridades parecen mirar hacia otro lado. En apenas seis días, siete personas han sido asesinadas y dos más resultaron heridas en la Zona Bananera, un municipio que hoy vive bajo el miedo, la zozobra y el silencio cómplice de quienes deberían garantizar la seguridad.
Los nombres de las víctimas —Alexander Rincón, Elkin Barraza, Emigdio Algarín, Alberto Manjarres, Luis Noguera, David Manga y Nicolás Manga— son ahora parte de una dolorosa lista que crece cada semana sin que haya capturas, operativos visibles o siquiera una declaración contundente por parte de la Policía o el Ejército.
Mientras tanto, Jeankely Urdaneta y Edinson Arena luchan por recuperarse tras resultar heridos en hechos sicariales que, al parecer, no conmueven a las autoridades. La comunidad, cansada del miedo, exige respuestas y presencia real del Estado, no simples comunicados cuando el terror ya se ha apoderado de las calles.
La pregunta que resuena entre los habitantes es directa: ¿hasta cuándo la Policía seguirá ciega, muda y ausente ante esta ola de homicidios que desangra a la Zona Bananera? Cada disparo parece perderse en la indiferencia institucional, mientras la delincuencia marca el territorio que un día debió ser protegido.