En un discurso cargado de emoción y controversia, el presidente Gustavo Petro afirmó desde la Bahía de Santa Marta que “los que tienen que pedir perdón son ellos, no yo”, al recordar los años de persecución y tortura que vivió cuando fue privado de la libertad. Sus declaraciones se dieron en el marco del acto de perdón a las víctimas de la Unión Patriótica (UP), durante la reunión de la CELAC, donde el mandatario encabezó un homenaje a los más de 200 militantes asesinados entre 1985 y los años posteriores.
Petro, visiblemente conmovido, recordó que en aquella época la violencia política no solo acabó con la vida de miles de líderes de izquierda, sino que también buscó acallar voces disidentes mediante la cárcel y la tortura. “A mí me torturaron, a otros los desaparecieron. Por eso, los que deben pedir perdón son quienes ejercieron el poder con sangre y represión, no quienes fuimos sus víctimas”, señaló el jefe de Estado frente a una multitud que lo aplaudió.
El acto, celebrado en pleno corazón del Caribe colombiano, sirvió no solo como escenario de memoria, sino también como espacio para la reflexión política sobre el papel del Estado en los crímenes de lesa humanidad cometidos contra la UP. Con su mensaje, Petro buscó voltear el espejo de la historia y poner en evidencia las heridas abiertas de un país que aún no ha hecho justicia plena con quienes fueron perseguidos por pensar diferente.